lunes, 7 de marzo de 2011

Hoy les traigo un poema de Pablo Neruda tan conocido por sus canciones de amor como desconocido en su etapa vanguardista

Severidad

Os condeno a cagar de mañana y de noche
leyendo periódicos atrasados y novelas amargas,
os condeno a cagar arrepentimientos y melancolias
y suaves atardeceres amarillos.

Os condeno a cagar en corset y en camisa
en vuestras casas llenas de bicicletas y canarios,
con vuestras posaderas azules y calientes
y vuestros lamentables corazones a plazos.

De un mundo hundido salen cosas siniestras:
aparatos mecánicos y perros sin hocico,
embajadores gordos como rosas,
cigarrerías negras y cisnes averiados.

Yo os condeno a la noche de los dormitorios
interrumpido apenas por irrigadores y por sueños,
sueños como eucaliptos de mil hojas
y raíces mojadas en orines y espumas.

No me dejeís tocar vuestras aguas sedentarias
ni vuestras reclamaciones intestinales, ni vuestras religiones,
ni vuestras fotografías prematuramente colgadas:
por que yo tengo llamas en los dedos,
y lágrimas de desventura en el corazón,
y amapolas moribundas anidan en mi corazón
como depósitos de sangre infranqueable.

Y odio vuestras abuelas y vuestras moscas,
odio vuestras comidas y vuestros sueños,
y vuestros poetas que escriben sobre "la dulce esposa",
y "las felicidades de la aldea":
en verdad merecéis vuestros poetas y vuestros pianos
y vuestros desagradables enredos a cuatro piernas.

Dejadme solo con mi sangre pura,
con mis dedos y mi alma,
y mis sollozos solos, oscuros como túneles.
Dejadme el reino de las largas olas.
Dejadme un buque y un espejo.

*Y si alguno se lo pregunta este es el mismo poeta que alguna vez dijó: " Puedo escribir los versos más tristes esta noche..."

lunes, 28 de febrero de 2011

El hombre sólo debería escucharse a sí mismo en el éxtasis sin fin del Verbo intransmisible, forjarse palabras para sus propios silencios y acordes audibles a sus solos remordimientos. Pero es el charlatán del universo; habla en nombre de los otros; su yo ama el plural.
Y el que habla en nombre de los otros es siempre un impostor.
Políticos, reformadores y todos los que se reclaman de un pretexto colectivo son tramposos: Sólo la mentira del artista no es total, pues sólo se inventa a sí mismo... Fuera del abandono a lo incomunicable, de la suspensión en medio de nuestros arrebatos inconsolados y mudos, la vida no es sino un estrépito sobre una extensión sin coordenadas, y el universo, una geometría aquejada de epilepsia.

(...Sólo el poeta toma la responsabilidad del «yo», sólo él habla en su propio nombre, él sólo tiene el derecho a hacerlo...)

Emile Michel Cioran